Resumen

Los zombis dan mucho miedo, pero son tan solo ficción, entonces no hay nada de qué preocuparse, ¿verdad? Sin embargo, existen algunos organismos que pueden infectar y controlar las mentes de otros insectos y animales, creando zombis de la vida real. ¿Te atreves a conocerlos? Mientras lees, compara las formas con las que algunos organismos vivos controlan la mente de otros.

NIVEL

  • 1 Básico

CURSO ESCOLAR

  • Secundaria

ASIGNATURAS

  • Noticias: Noticias el mundo
Palabras
  • 952
Preguntas / Notas
  • 5
Matemáticas:
  • Individual
0
Me gusta esta lectura

Los zombis dan mucho miedo, pero son tan solo ficción, entonces no hay nada de qué preocuparse, ¿verdad? Sin embargo, existen algunos organismos que pueden infectar y controlar las mentes de otros insectos y animales, creando zombis de la vida real. ¿Te atreves a conocerlos?

Mientras lees, compara las formas con las que algunos organismos vivos controlan la mente de otros.

Un zombi se mueve por el bosque. Cuando llega a un buen lugar, se queda muy quieto. Un tallo comienza a crecer lentamente de su cabeza. Ese tallo luego produce esporas que se propagan, convirtiendo a otros en zombis.

Esta no es una historia del Día de Brujas sobre el apocalipsis de los zombis. Es una historia verdadera. Pero, el zombi no es un ser humano. Es una hormiga. Y el tallo que emerge de su cabeza es un hongo. Sus esporas infectan a otras hormigas, lo cual hace que el ciclo de los zombis comience de nuevo.

Para que pueda crecer y propagarse, este hongo debe apropiarse del cerebro de una hormiga. Aunque parezca raro, no es tan inusual. El mundo natural está lleno de zombis cuya mente está siendo controlada. Las arañas y cucarachas zombis cuidan a las larvas de avispas en desarrollo — hasta que los bebés las devoran. Unos peces zombis nadan por todos lados y se lanzan a la superficie del agua, pareciendo rogarles a los pájaros que se los coman. Grillos, escarabajos y mantis religiosas zombis se ahogan a sí mismas en el agua. Las ratas zombis son atraídas por el olor de la orina de los gatos que podrían devorarlas.

Todos estos “zombis” tienen algo en común: parásitos. Un parásito vive dentro o sobre otra criatura, conocida como el huésped. Un parásito puede ser un hongo, un gusano u otro animal pequeño. Todos los parásitos debilitan o enferman a sus huéspedes eventualmente. Algunas veces, el parásito mata o incluso se come a su huésped. Pero la muerte del huésped no es la meta más rara. Un parásito podría hacer que su huésped se muera en un lugar en particular o que sea comido por cierta criatura. Para poder lograr esto, algunos parásitos han evolucionado la capacidad de apoderarse del cerebro de su huésped e influir en su comportamiento de formas muy específicas.

¿Cómo es que los parásitos convierten a los insectos y a otros animales en casi muertos vivientes? Cada parásito tiene su propio método, pero el proceso normalmente involucra alterar los químicos dentro del cerebro de la víctima. Los investigadores están trabajando mucho para identificar qué químicos están involucrados y cómo terminan alterando de forma tan extraña el comportamiento de sus huéspedes.

¡CEREBROS, CEREBROS, CEREBROS!

Un hongo no tiene cerebro. Y los gusanos y criaturas unicelulares obviamente no son muy inteligentes. Aun así, logran controlar los cerebros de animales más grandes e inteligentes. “Es sorprendente”, dice Kelly Weinersmith. Ella es bióloga y estudia parásitos en la Universidad Rice, en Houston, Texas. Está particularmente interesada en las criaturas “zombis”. Como ella dice, los zombis reales no son exactamente como el tipo de zombis que encuentras en las historias de terror. “No es que estos animales sean muertos vivientes”, aclara Weinersmith. La mayoría de los zombis de verdad están condenados a morir — y algunos incluso tienen poco control sobre sus acciones.

Por ejemplo, el gusano “crin de caballo” necesita emerger del agua. Para que eso suceda, obliga a su insecto huésped a saltar a un lago o a una piscina. A menudo, el huésped se ahoga.

El toxoplasma gondii es una criatura unicelular que solo puede completar su ciclo de vida dentro de un gato. Pero antes, este parásito debe vivir algún tiempo en un animal diferente, como un ratón. Para asegurarse de que este huésped a medio tiempo sea comido por un gato, el parásito convierte a las ratas en zombis que aman a los gatos.

En Tailandia, una especie de hongo — Ophiocordyceps — puede obligar a una hormiga a escalar casi exactamente 20 centímetros (aproximadamente 8 pulgadas) en una planta, para orientarse al norte y luego morder una hoja. Y obliga a la hormiga a hacer eso cuando el sol está en su punto más alto en el cielo. Esto proporciona las condiciones ideales para que el hongo crezca y libere sus esporas.

La bióloga Charissa de Bekker quiere entender mejor cómo ese hongo puede ejercer ese control mental sobre las hormigas. Entonces, ella y su equipo han estado estudiando una especie relacionada al hongo Ophiocordyceps en Tailandia. Este primo estadounidense es un hongo nativo de Carolina del Sur. Éste también obliga a las hormigas a dejar sus colonias y escalar. Pero, esas hormigas muerden ramas en lugar de hojas. Esto probablemente es porque los árboles y plantas en ese estado pierden sus hojas en el invierno.

La Dra. de Bekker empezó sus estudios en la Universidad Estatal de Pennsylvania en University Park. Allí, su equipo infectó a algunas especies de hormigas con el hongo de Carolina del Sur. El parásito podía matar a todos los tipos diferentes de hormigas a los cuales se les aplicó. Pero el hongo solo convertió en zombi a las especies que infecta en la naturaleza.

Para descubrir qué estaba pasando, de Bekker y su equipo recolectaron hormigas nuevas de cada especie que no estaban infectadas. Luego, los investigadores removieron los cerebros de los insectos. “Usas un fórceps y un microscopio”, ella explicó. “Es como el juego de mesa Operación”.

Los investigadores mantuvieron vivos los cerebros de las hormigas en pequeñas placas de Petri. Cuando el hongo estaba expuesto a sus cerebros favoritos (los cerebros de las hormigas a las que infecta naturalmente), liberaba miles de químicos. Muchos de estos químicos eran completamente nuevos para la ciencia. El hongo también liberaba químicos al estar expuesto a cerebros desconocidos. Sin embargo, esos químicos eran completamente diferentes. Los investigadores publicaron sus resultados en el año 2014.

Los experimentos llevados a cabo por de Bekker y su equipo en Penn State fueron los primeros en crear hormigas zombis en el laboratorio. Y los investigadores solo tuvieron éxito después de configurar ciclos
artificiales de 24 horas con luz y oscuridad para los zombis y sus parásitos.

Tomará más trabajo aprender cómo es que los químicos del parásito producen ese comportamiento zombi en las hormigas. “Aún estamos empezando a intentar descubrir eso”, dice de Bekker. Ahora, ella estudia hormigas zombis en la Universidad Ludwig Maximilian en Munich, Alemania. Allí, está ahora explorando cómo es que ese ciclo diario de luz y oscuridad afecta la creación de zombis.

AVISPAS QUE CHUPAN ALMAS

De todos los parásitos, las avispas saben algunos de los trucos más espeluznantes. Una avispa, la Reclinervellus nielseni, pone sus huevos solo en las arañas “tejedoras de orbes”. Cuando la larva de una avispa sale de su huevo, chupa lentamente la sangre de su huésped. La araña permanece viva el tiempo suficiente para hacer una telaraña. Pero no es una telaraña cualquiera. Crea un tipo de guardería para el bebé avispa, el cual se parece a un gusano pegado a la espalda de la araña.

La araña incluso destruye su telaraña vieja y empieza una nueva para la larva. “La telaraña [nueva] es más fuerte que la normal”, explica Keizo Takasuka. Él estudia el comportamiento de los insectos y ecología en la Universidad Kobe en Japón. Cuando termina la telaraña, la larva se come a su araña huésped.

Ahora la larva crea un capullo en medio de la telaraña. Los hilos fuertes probablemente ayudan a la larva a estar segura hasta que sale del capullo unos días después.

La avispa esmeralda pone un insecto en el menú que le ofrece a sus pequeños: la cucaracha. Pero, antes de que la larva de la avispa pueda comérsela, su madre necesita atrapar a un insecto que sea del doble de su tamaño. Para hacer eso, dice Frederic Libersat, “ella transforma a la cucaracha en un zombi”. Libersat es un neurobiólogo que estudia cómo es que el cerebro controla el comportamiento. Él trabaja en la Universidad Ben Gurion en Beer-Sheva, Israel.

La picadura de la avispa esmeralda le quita a la cucaracha la habilidad para moverse por sí sola. Pero, la sigue como un perro con correa cuando la avispa jala su antena. La avispa lleva a la cucaracha a su nido y pone un huevo sobre ella. Luego, se va, sellando el huevo dentro del nido con su cena. Cuando el huevo se rompe, la larva devora lentamente a su huésped. Ya que es un zombi, esta cucaracha nunca intenta defenderse ni escapar.

Este escenario es tan escalofriante que los biólogos nombraron a una avispa similar Ampulex dementor — en honor a un enemigo supernatural en la serie de libros Harry Potter. En esos libros, los Dementores pueden devorar las mentes de las personas. Eso deja a la víctima viva pero sin un yo o un alma (si bien la A. dementor es un familiar cercano de la avispa esmeralda, Libersat dice que los investigadores aún no han confirmado que también pueda convertir a cucarachas o a otros insectos en esclavos sin sentido).

El grupo de Libersat ha enfocado sus investigaciones en descubrir qué es lo que la avispa esmeralda le hace a la mente de la cucaracha. La avispa esmeralda mamá hace algo parecido a una cirugía cerebral. Usa su aguijón para buscar la parte correcta del cerebro de su víctima. Cuando la encuentra, inyecta un veneno que convierte a la cucaracha en zombi.

Cuando Libersat removió las partes del cerebro de cucaracha que busca la avispa, la avispa usaría su aguijón para inspeccionar por 10 a 15 minutos los pedazos de cerebro de cucaracha que quedaban. “Si el cerebro estaba allí, [la avispa] no pasaba más de un minuto buscándolo”, él resalta. Esto demuestra que la avispa puede sentir cuál es el lugar correcto para inyectar su veneno.

Ese veneno puede interferir con un químico en el cerebro de una cucaracha llamado octopamina, según lo reportado por Libersat. Este químico ayuda a que la cucaracha permanezca alerta, camine y realice otras tareas. Cuando los investigadores inyectaron una sustancia similar a la octopamina en las cucarachas zombis, los insectos comenzaron a caminar de nuevo.

Sin embargo, Libersat advierte que esto probablemente es tan solo una pieza del rompecabezas. Aún hay mucho trabajo por hacer para entender el proceso químico que se lleva a cabo en el cerebro de una cucaracha, él dice. Pero Weinersmith, quien no estaba involucrado en la investigación, dice que el equipo de Libersat ha estudiado este proceso químico con más detalles de los disponibles para la mayoría de los tipos de control mental zombi.

 

GUSANOS CEREBRALES

La especialidad de Weinersmith es un pez zombi. Ella estudia a los peces killi de California que han sido infectados por un gusano llamado Euhaplorchis californiensis. Un solo pez puede tener miles de estos gusanos viviendo en la superficie de su cerebro. Mientras más gusanos haya en el cerebro, más probabilidades hay de que el pez se porte de forma extraña.

“Nosotros los llamamos peces zombis”, ella explica, pero admite que son menos parecidos a los zombis que las hormigas, arañas o cucarachas. Un pez infectado aún comerá normalmente y se quedará en un grupo con sus amigos. Pero también tiende a nadar hacia la superficie, contorsionar10 su cuerpo o frotarse contra las rocas. Todas estas acciones hacen que sea más fácil para los pájaros ver al pez. De hecho, es casi como si el pez infectado quisiera que se lo comieran.

Y ese es exactamente el objetivo del gusano, dice Weinersmith. Este parásito solo puede reproducirse dentro de un pájaro. Entonces, altera el comportamiento del pez de forma que atraiga a los pájaros. Los peces infectados tienen de 10 a 30 veces más probabilidades de ser comidos. Eso es lo que descubrieron los colegas de Weinersmith, Kevin Lafferty de la Universidad de California, Santa Bárbara, y Kimo Morris del Colegio de Santa Ana en California.

Ahora, Weinersmith está trabajando con Øyvind Øverli en la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida. Ellos estudian los procesos químicos detrás del comportamiento del pez que lo hace buscar pájaros. Hasta ahora, parece que los peces zombis podrían estar menos estresados que sus primos normales. Los investigadores saben qué cambios químicos deberían sucederle al cerebro de un pez killi cuando algo los estresa, como ver a un pájaro al acecho. Pero, en el cerebro zombi de un pez, estos cambios químicos no parecen ocurrir.

Es como si el pez notara al pájaro cazador, pero no se asustará como debería. “Necesitamos llevar a cabo más estudios para confirmar que esto sea cierto”, dice Weinersmith. Su grupo planea analizar los químicos en los cerebros de los peces infectados, y luego intentará recrear el efecto zombi en los peces normales.

El éxito no llega fácilmente. El control mental zombi es un asunto complicado. Los parásitos han desarrollado el control de los cerebros de otras criaturas durante millones de años de evolución. Los científicos han encontrado evidencias fósiles de hormigas controladas por hongos que se remontan a 48 millones de años. Durante este largo período, ella resalta, “el hongo ‘aprendió’ mucho más sobre cómo funciona el cerebro de la hormiga que lo que han aprendido los científicos humanos”.

Pero los científicos están empezando a ponerse al corriente. “Ahora podemos preguntarles [a los parásitos] qué es lo que aprendieron”, dice Weinersmith.

Los cerebros de las hormigas pueden ser mucho más simples que los cerebros de los humanos, pero la química en su interior no es muy diferente. Descubrir los secretos del control mental zombi en los insectos podría ayudar a los neurocientíficos a entender más sobre los vínculos entre el cerebro y el comportamiento en las personas.

Eventualmente, este trabajo podría llevar a nuevos medicamentos o terapias para los cerebros humanos. ¡Solo esperemos que un científico loco no intente crear zombis humanos!

Me encanta la naturaleza y tengo un árbol que es mi favorito, me gustaría mucho que conocieras su nombre. Y esto lo lograras si resuelves el siguiente cuadrado mágico (para ello debes considerar que la suma de cada linea = la suma de cada columna = la suma de cada una de las diagonales). Después podrás descifrar las letras que se corresponden con los nuevos números introducidos y así ordenarlas sin olvidar añadir dos letras U.

PASO 1

Encontrar los números necesarios para que la suma de todos los lados del cuadrado mágico sea 65

 

PASO 2

Como lo especifica el TIP, se debe enumerar el abecedario ingles con los números encontrados en el cuadrado mágico, (la única diferencia entre el alfabeto ingles y el español es que no existe la letra “Ñ”). 

 

PASO 3

Por ultimo, debemos jugar con las letras especificas que descubrimos, para formar una palabra, sin olvidar colocar dos letras “U”, tal como lo dice el ejercicio. 

+ Instrucciones

Resumen

Los zombis dan mucho miedo, pero son tan solo ficción, entonces no hay nada de qué preocuparse, ¿verdad? Sin embargo, existen algunos organismos que pueden infectar y controlar las mentes de otros insectos y animales, creando zombis de la vida real. ¿Te atreves a conocerlos? Mientras lees, compara las formas con las que algunos organismos vivos controlan la mente de otros.

NIVEL

  • 1 Básico

CURSO ESCOLAR

  • Secundaria

ASIGNATURAS

  • Noticias: Noticias el mundo
Palabras
  • 952
Preguntas / Notas
  • 5
Matemáticas:
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0
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+ Noticia

Los zombis dan mucho miedo, pero son tan solo ficción, entonces no hay nada de qué preocuparse, ¿verdad? Sin embargo, existen algunos organismos que pueden infectar y controlar las mentes de otros insectos y animales, creando zombis de la vida real. ¿Te atreves a conocerlos?

Mientras lees, compara las formas con las que algunos organismos vivos controlan la mente de otros.

Un zombi se mueve por el bosque. Cuando llega a un buen lugar, se queda muy quieto. Un tallo comienza a crecer lentamente de su cabeza. Ese tallo luego produce esporas que se propagan, convirtiendo a otros en zombis.

Esta no es una historia del Día de Brujas sobre el apocalipsis de los zombis. Es una historia verdadera. Pero, el zombi no es un ser humano. Es una hormiga. Y el tallo que emerge de su cabeza es un hongo. Sus esporas infectan a otras hormigas, lo cual hace que el ciclo de los zombis comience de nuevo.

Para que pueda crecer y propagarse, este hongo debe apropiarse del cerebro de una hormiga. Aunque parezca raro, no es tan inusual. El mundo natural está lleno de zombis cuya mente está siendo controlada. Las arañas y cucarachas zombis cuidan a las larvas de avispas en desarrollo — hasta que los bebés las devoran. Unos peces zombis nadan por todos lados y se lanzan a la superficie del agua, pareciendo rogarles a los pájaros que se los coman. Grillos, escarabajos y mantis religiosas zombis se ahogan a sí mismas en el agua. Las ratas zombis son atraídas por el olor de la orina de los gatos que podrían devorarlas.

Todos estos “zombis” tienen algo en común: parásitos. Un parásito vive dentro o sobre otra criatura, conocida como el huésped. Un parásito puede ser un hongo, un gusano u otro animal pequeño. Todos los parásitos debilitan o enferman a sus huéspedes eventualmente. Algunas veces, el parásito mata o incluso se come a su huésped. Pero la muerte del huésped no es la meta más rara. Un parásito podría hacer que su huésped se muera en un lugar en particular o que sea comido por cierta criatura. Para poder lograr esto, algunos parásitos han evolucionado la capacidad de apoderarse del cerebro de su huésped e influir en su comportamiento de formas muy específicas.

¿Cómo es que los parásitos convierten a los insectos y a otros animales en casi muertos vivientes? Cada parásito tiene su propio método, pero el proceso normalmente involucra alterar los químicos dentro del cerebro de la víctima. Los investigadores están trabajando mucho para identificar qué químicos están involucrados y cómo terminan alterando de forma tan extraña el comportamiento de sus huéspedes.

¡CEREBROS, CEREBROS, CEREBROS!

Un hongo no tiene cerebro. Y los gusanos y criaturas unicelulares obviamente no son muy inteligentes. Aun así, logran controlar los cerebros de animales más grandes e inteligentes. “Es sorprendente”, dice Kelly Weinersmith. Ella es bióloga y estudia parásitos en la Universidad Rice, en Houston, Texas. Está particularmente interesada en las criaturas “zombis”. Como ella dice, los zombis reales no son exactamente como el tipo de zombis que encuentras en las historias de terror. “No es que estos animales sean muertos vivientes”, aclara Weinersmith. La mayoría de los zombis de verdad están condenados a morir — y algunos incluso tienen poco control sobre sus acciones.

Por ejemplo, el gusano “crin de caballo” necesita emerger del agua. Para que eso suceda, obliga a su insecto huésped a saltar a un lago o a una piscina. A menudo, el huésped se ahoga.

El toxoplasma gondii es una criatura unicelular que solo puede completar su ciclo de vida dentro de un gato. Pero antes, este parásito debe vivir algún tiempo en un animal diferente, como un ratón. Para asegurarse de que este huésped a medio tiempo sea comido por un gato, el parásito convierte a las ratas en zombis que aman a los gatos.

En Tailandia, una especie de hongo — Ophiocordyceps — puede obligar a una hormiga a escalar casi exactamente 20 centímetros (aproximadamente 8 pulgadas) en una planta, para orientarse al norte y luego morder una hoja. Y obliga a la hormiga a hacer eso cuando el sol está en su punto más alto en el cielo. Esto proporciona las condiciones ideales para que el hongo crezca y libere sus esporas.

La bióloga Charissa de Bekker quiere entender mejor cómo ese hongo puede ejercer ese control mental sobre las hormigas. Entonces, ella y su equipo han estado estudiando una especie relacionada al hongo Ophiocordyceps en Tailandia. Este primo estadounidense es un hongo nativo de Carolina del Sur. Éste también obliga a las hormigas a dejar sus colonias y escalar. Pero, esas hormigas muerden ramas en lugar de hojas. Esto probablemente es porque los árboles y plantas en ese estado pierden sus hojas en el invierno.

La Dra. de Bekker empezó sus estudios en la Universidad Estatal de Pennsylvania en University Park. Allí, su equipo infectó a algunas especies de hormigas con el hongo de Carolina del Sur. El parásito podía matar a todos los tipos diferentes de hormigas a los cuales se les aplicó. Pero el hongo solo convertió en zombi a las especies que infecta en la naturaleza.

Para descubrir qué estaba pasando, de Bekker y su equipo recolectaron hormigas nuevas de cada especie que no estaban infectadas. Luego, los investigadores removieron los cerebros de los insectos. “Usas un fórceps y un microscopio”, ella explicó. “Es como el juego de mesa Operación”.

Los investigadores mantuvieron vivos los cerebros de las hormigas en pequeñas placas de Petri. Cuando el hongo estaba expuesto a sus cerebros favoritos (los cerebros de las hormigas a las que infecta naturalmente), liberaba miles de químicos. Muchos de estos químicos eran completamente nuevos para la ciencia. El hongo también liberaba químicos al estar expuesto a cerebros desconocidos. Sin embargo, esos químicos eran completamente diferentes. Los investigadores publicaron sus resultados en el año 2014.

Los experimentos llevados a cabo por de Bekker y su equipo en Penn State fueron los primeros en crear hormigas zombis en el laboratorio. Y los investigadores solo tuvieron éxito después de configurar ciclos
artificiales de 24 horas con luz y oscuridad para los zombis y sus parásitos.

Tomará más trabajo aprender cómo es que los químicos del parásito producen ese comportamiento zombi en las hormigas. “Aún estamos empezando a intentar descubrir eso”, dice de Bekker. Ahora, ella estudia hormigas zombis en la Universidad Ludwig Maximilian en Munich, Alemania. Allí, está ahora explorando cómo es que ese ciclo diario de luz y oscuridad afecta la creación de zombis.

AVISPAS QUE CHUPAN ALMAS

De todos los parásitos, las avispas saben algunos de los trucos más espeluznantes. Una avispa, la Reclinervellus nielseni, pone sus huevos solo en las arañas “tejedoras de orbes”. Cuando la larva de una avispa sale de su huevo, chupa lentamente la sangre de su huésped. La araña permanece viva el tiempo suficiente para hacer una telaraña. Pero no es una telaraña cualquiera. Crea un tipo de guardería para el bebé avispa, el cual se parece a un gusano pegado a la espalda de la araña.

La araña incluso destruye su telaraña vieja y empieza una nueva para la larva. “La telaraña [nueva] es más fuerte que la normal”, explica Keizo Takasuka. Él estudia el comportamiento de los insectos y ecología en la Universidad Kobe en Japón. Cuando termina la telaraña, la larva se come a su araña huésped.

Ahora la larva crea un capullo en medio de la telaraña. Los hilos fuertes probablemente ayudan a la larva a estar segura hasta que sale del capullo unos días después.

La avispa esmeralda pone un insecto en el menú que le ofrece a sus pequeños: la cucaracha. Pero, antes de que la larva de la avispa pueda comérsela, su madre necesita atrapar a un insecto que sea del doble de su tamaño. Para hacer eso, dice Frederic Libersat, “ella transforma a la cucaracha en un zombi”. Libersat es un neurobiólogo que estudia cómo es que el cerebro controla el comportamiento. Él trabaja en la Universidad Ben Gurion en Beer-Sheva, Israel.

La picadura de la avispa esmeralda le quita a la cucaracha la habilidad para moverse por sí sola. Pero, la sigue como un perro con correa cuando la avispa jala su antena. La avispa lleva a la cucaracha a su nido y pone un huevo sobre ella. Luego, se va, sellando el huevo dentro del nido con su cena. Cuando el huevo se rompe, la larva devora lentamente a su huésped. Ya que es un zombi, esta cucaracha nunca intenta defenderse ni escapar.

Este escenario es tan escalofriante que los biólogos nombraron a una avispa similar Ampulex dementor — en honor a un enemigo supernatural en la serie de libros Harry Potter. En esos libros, los Dementores pueden devorar las mentes de las personas. Eso deja a la víctima viva pero sin un yo o un alma (si bien la A. dementor es un familiar cercano de la avispa esmeralda, Libersat dice que los investigadores aún no han confirmado que también pueda convertir a cucarachas o a otros insectos en esclavos sin sentido).

El grupo de Libersat ha enfocado sus investigaciones en descubrir qué es lo que la avispa esmeralda le hace a la mente de la cucaracha. La avispa esmeralda mamá hace algo parecido a una cirugía cerebral. Usa su aguijón para buscar la parte correcta del cerebro de su víctima. Cuando la encuentra, inyecta un veneno que convierte a la cucaracha en zombi.

Cuando Libersat removió las partes del cerebro de cucaracha que busca la avispa, la avispa usaría su aguijón para inspeccionar por 10 a 15 minutos los pedazos de cerebro de cucaracha que quedaban. “Si el cerebro estaba allí, [la avispa] no pasaba más de un minuto buscándolo”, él resalta. Esto demuestra que la avispa puede sentir cuál es el lugar correcto para inyectar su veneno.

Ese veneno puede interferir con un químico en el cerebro de una cucaracha llamado octopamina, según lo reportado por Libersat. Este químico ayuda a que la cucaracha permanezca alerta, camine y realice otras tareas. Cuando los investigadores inyectaron una sustancia similar a la octopamina en las cucarachas zombis, los insectos comenzaron a caminar de nuevo.

Sin embargo, Libersat advierte que esto probablemente es tan solo una pieza del rompecabezas. Aún hay mucho trabajo por hacer para entender el proceso químico que se lleva a cabo en el cerebro de una cucaracha, él dice. Pero Weinersmith, quien no estaba involucrado en la investigación, dice que el equipo de Libersat ha estudiado este proceso químico con más detalles de los disponibles para la mayoría de los tipos de control mental zombi.

 

GUSANOS CEREBRALES

La especialidad de Weinersmith es un pez zombi. Ella estudia a los peces killi de California que han sido infectados por un gusano llamado Euhaplorchis californiensis. Un solo pez puede tener miles de estos gusanos viviendo en la superficie de su cerebro. Mientras más gusanos haya en el cerebro, más probabilidades hay de que el pez se porte de forma extraña.

“Nosotros los llamamos peces zombis”, ella explica, pero admite que son menos parecidos a los zombis que las hormigas, arañas o cucarachas. Un pez infectado aún comerá normalmente y se quedará en un grupo con sus amigos. Pero también tiende a nadar hacia la superficie, contorsionar10 su cuerpo o frotarse contra las rocas. Todas estas acciones hacen que sea más fácil para los pájaros ver al pez. De hecho, es casi como si el pez infectado quisiera que se lo comieran.

Y ese es exactamente el objetivo del gusano, dice Weinersmith. Este parásito solo puede reproducirse dentro de un pájaro. Entonces, altera el comportamiento del pez de forma que atraiga a los pájaros. Los peces infectados tienen de 10 a 30 veces más probabilidades de ser comidos. Eso es lo que descubrieron los colegas de Weinersmith, Kevin Lafferty de la Universidad de California, Santa Bárbara, y Kimo Morris del Colegio de Santa Ana en California.

Ahora, Weinersmith está trabajando con Øyvind Øverli en la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida. Ellos estudian los procesos químicos detrás del comportamiento del pez que lo hace buscar pájaros. Hasta ahora, parece que los peces zombis podrían estar menos estresados que sus primos normales. Los investigadores saben qué cambios químicos deberían sucederle al cerebro de un pez killi cuando algo los estresa, como ver a un pájaro al acecho. Pero, en el cerebro zombi de un pez, estos cambios químicos no parecen ocurrir.

Es como si el pez notara al pájaro cazador, pero no se asustará como debería. “Necesitamos llevar a cabo más estudios para confirmar que esto sea cierto”, dice Weinersmith. Su grupo planea analizar los químicos en los cerebros de los peces infectados, y luego intentará recrear el efecto zombi en los peces normales.

El éxito no llega fácilmente. El control mental zombi es un asunto complicado. Los parásitos han desarrollado el control de los cerebros de otras criaturas durante millones de años de evolución. Los científicos han encontrado evidencias fósiles de hormigas controladas por hongos que se remontan a 48 millones de años. Durante este largo período, ella resalta, “el hongo ‘aprendió’ mucho más sobre cómo funciona el cerebro de la hormiga que lo que han aprendido los científicos humanos”.

Pero los científicos están empezando a ponerse al corriente. “Ahora podemos preguntarles [a los parásitos] qué es lo que aprendieron”, dice Weinersmith.

Los cerebros de las hormigas pueden ser mucho más simples que los cerebros de los humanos, pero la química en su interior no es muy diferente. Descubrir los secretos del control mental zombi en los insectos podría ayudar a los neurocientíficos a entender más sobre los vínculos entre el cerebro y el comportamiento en las personas.

Eventualmente, este trabajo podría llevar a nuevos medicamentos o terapias para los cerebros humanos. ¡Solo esperemos que un científico loco no intente crear zombis humanos!

+ Ejercicio
+ Habilidad Matemática

Me encanta la naturaleza y tengo un árbol que es mi favorito, me gustaría mucho que conocieras su nombre. Y esto lo lograras si resuelves el siguiente cuadrado mágico (para ello debes considerar que la suma de cada linea = la suma de cada columna = la suma de cada una de las diagonales). Después podrás descifrar las letras que se corresponden con los nuevos números introducidos y así ordenarlas sin olvidar añadir dos letras U.

+ Resultado
+ Respuesta

PASO 1

Encontrar los números necesarios para que la suma de todos los lados del cuadrado mágico sea 65

 

PASO 2

Como lo especifica el TIP, se debe enumerar el abecedario ingles con los números encontrados en el cuadrado mágico, (la única diferencia entre el alfabeto ingles y el español es que no existe la letra “Ñ”). 

 

PASO 3

Por ultimo, debemos jugar con las letras especificas que descubrimos, para formar una palabra, sin olvidar colocar dos letras “U”, tal como lo dice el ejercicio.